¿Cómo se aprende a meditar?
Una vez, leí en la página de Facebook de Ramiro Calle (maestro de yoga, escritor y director del centro de yoga Shadak) un artículo donde lo explicaba maravillosamente bien, y que voy a compartir con vosotros:
Me preguntan muchas veces: ¿Cómo meditar? ¿Cómo se aprende a meditar?
A meditar se aprende meditando. La meditación es una, pero hay infinidad de técnicas: de perceptividad, de visualización, ensimismamiento y abstracción, meditación a través de mantras y tantos otros procedimientos. En mi obra "100 TÉCNICA DE MEDITACIÓN" he incluido nada menos que 177 técnicas. ¿Por qué hay tantas? Porque cada persona tiene que tantear, tiene que hallar la técnica que se aviene con su naturaleza mental y temperamento, y en dicha técnica o técnicas tiene que profundizar. Unos optarán por un tipo de meditación y otras personas por otro. Una no excluye a las otras, pero hay técnicas que resultan muy útiles para una persona y con esas trata de familiarizarse.
La meditación es el arte de parar, estabilizar y entrenar la mente, aprender a quietar el pensamiento y robustecer esa preciosa función que es la atención pura en el momento presente. Algunas técnicas trabajan con la atención abierta o perceptiva y otras con la atención concentrada o unificada.
Lo primero que hay que hacer es sentarse con la espina dorsal y la cabeza erguidas, pausar la respiración preferiblemente ejecutándola por la nariz, recogerse y desconectar de todo, para centrarse en el ejercicio. El ejercicio o técnica es un soporte, una ayuda para aquietar y entrenar la mente. Hay que cultivar una actitud meditativa de recogimiento, atención y ecuanimidad. Porque nos desconectemos un tiempo del mundo, por eso no se para, y quien tiene que parar es el meditador, desligándose de las actividades, ocupaciones y preocupaciones de la vida diaria.
Cualquier tipo de meditación siempre entraña el control las ideaciones, la suspensión de los pensamientos mecánicos, la interiorización y la consecución de una una unificación del cuerpo y del órgano psicomental. Hay que tatar de evitar divagaciones o elucubraciones y centrarse en el aquí y ahora mediante l soporte de la meditación. Toda técnica de meditación es de contención del pensamiento mecánico, y por tanto de recuerdos o fantasías. Cada vez que la mente escapa del objeto de la meditación, hay que retrotraerla al mismo con paciencia y firmeza.
Los frutos que vamos obteniendo con la práctica asidua de la meditación, podremos luego irlos conduciendo a la vida diaria, porque se trata de aprender a pensar y a dejar de pensar. A través del silencio interior, se recobra una vibración de mayor pureza que nos limpia y reorganiza psiquicamente. Por su parte la meditación de observación inafectada de los propios procesos físico y psíquicos, activa al máximo la atención vigilante y el sosiego.
Se requiere esfuerzo, constancia, paciencia, motivación y ecuanimidad.
Existen numerosos grupos de técnicas de meditación, pero hay uno que representa la meditación universal. Se trata de los procedimientos de atención a la respiración y para ello hay que respirar con toda naturalidad. De estas técnicas mostramos tres esenciales y al alcance de cualquier persona, cualesquiera sean o no sean sus creencias.
1) Se conecta la mente con la respiración y se sigue su curso con la máxima atención, libre de ideas, sin reflexiones, análisis o divagaciones.
2) Se retira la mente de todo y se concentra en la respiración, para tratar no solo de seguir su curso, sino de captar el momento en el que a inhalación se funde con la exhalación y la exhalación con la inhalación, evitando en la medida de lo posible pensar, y trabajando con la atención mental pura.
3) Se fija a atención mental en las aletas de la nariz y se trata de concentrarse en el leve roce que el aire produce, utilizando la percepción consciente y evitando la divagación mental.
Cada vez que la mente se distrae, hay que recogerla y llevarla al ejercicio. Puede invertirse en cada ejercicio alrededor de diez minutos.